Miscelánea de Alquimia
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Subcategoría: Colecciones - Antigüedades
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Miscelánea de Alquimia. S.XV. FACSIMIL
Tirada de 821 ejemplares. Medidas: 170 x 228 mm.
62 Folios en pergamino iluminados con miniaturas de excepcional calidad. Encuadernación artesanal en piel de cabra repujada.
Ramón Llull (1233-1315) consagró su vida, o gran parte de ella, a rasgar los multiples velos mágicos que aturden nuestros sentidos y cierran las puertas que nos permiten caminar con pie seguro por la Eternidad, o por el Infinito.
Fue un noble mallorquín que, disfrutando de una privilegiada situación, renunció a todo: posesiones, seguridad, riqueza, familia... para dedicarse a la conversión de los musulmanes al cristianismo y consagrar sus años a la búsqueda de "La Piedra Filosofal".
La Alquimia fue, en el pasado, y ahora, en nuestro presente, tema obligado de culto para todo aquel hombre ansioso de saber, de conocer todas las respuestas, de hallar todo aquello que fue motor de la humanidad desde tiempos del antiguo Egipto.
Este manuscrito es prueba rehaciente de esta realidad; tan real como las bellas ilustraciones que se extienden a lo largo de sus páginas, reflejo de la grandeza intrínseca que encierra. La tradición hermética portula: "realiza la obra y quema tus libros"... obediente, el libro comenzó a arder... ¿pero quién detuvo su combustión?... De cualquier manera que lo miremos, este accidente nos revela su autenticidad, su místico pasado, el haber estado en contacto con las manos de auténticos alquimistas... que protegían el saber de incautar manos, obedeciendo a la tradición y manteniendo el hermetismo de esta ciencia, ciencia que es un canto glorioso al demiurgo, al caos, al cosmos y a toda criatura, ser, sustancia que se encuentra ante nuestros ojos.
Tirada de 821 ejemplares. Medidas: 170 x 228 mm.
62 Folios en pergamino iluminados con miniaturas de excepcional calidad. Encuadernación artesanal en piel de cabra repujada.
Ramón Llull (1233-1315) consagró su vida, o gran parte de ella, a rasgar los multiples velos mágicos que aturden nuestros sentidos y cierran las puertas que nos permiten caminar con pie seguro por la Eternidad, o por el Infinito.
Fue un noble mallorquín que, disfrutando de una privilegiada situación, renunció a todo: posesiones, seguridad, riqueza, familia... para dedicarse a la conversión de los musulmanes al cristianismo y consagrar sus años a la búsqueda de "La Piedra Filosofal".
La Alquimia fue, en el pasado, y ahora, en nuestro presente, tema obligado de culto para todo aquel hombre ansioso de saber, de conocer todas las respuestas, de hallar todo aquello que fue motor de la humanidad desde tiempos del antiguo Egipto.
Este manuscrito es prueba rehaciente de esta realidad; tan real como las bellas ilustraciones que se extienden a lo largo de sus páginas, reflejo de la grandeza intrínseca que encierra. La tradición hermética portula: "realiza la obra y quema tus libros"... obediente, el libro comenzó a arder... ¿pero quién detuvo su combustión?... De cualquier manera que lo miremos, este accidente nos revela su autenticidad, su místico pasado, el haber estado en contacto con las manos de auténticos alquimistas... que protegían el saber de incautar manos, obedeciendo a la tradición y manteniendo el hermetismo de esta ciencia, ciencia que es un canto glorioso al demiurgo, al caos, al cosmos y a toda criatura, ser, sustancia que se encuentra ante nuestros ojos.
