EL HIJO DE LAS COSTURERAS
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EL L
- PRELUDIO-
Aquel señor// //.- se acercó hacía mí: con toda su parsimonia que su cojera le permitía, a cada paso el rostro se le contraía de forma que mostraba su dolor; así como sus cortas piernas le hacían bailar de un lado a otro. El movimiento del caminar hacía que fuese aún más doloroso, tanto para él como para el que lo viese. La barba y el cabello brillaban y se movían al son de su cuerpo. Su aspecto contaba a la perfección su historia y su desprecio hacía una sociedad que lo mantuvo oculto... Durante medía vida //(Yo podía verlo en su mundo interior.)//.
En aquellos tiempos vivíamos mi abuela Concha mi bisabuela Ángeles y mi madre María, en una de las casas de las afuera del pueblo de Beniparrell, entre huertas, viñas y frutales. A tan solo nueve kilómetros de Valencia...Recuerdo que la casa era la más grande de todas las de al rededor; toda de madera, piedra, de cal y arena, pero vista desQuedaba poco para llegar a Valencia, tanto en el compartimiento como en el pasillo ya se notaba el trasiego que provoca este tipo de acontecimientos. Miré por la ventanilla desde mi litera y vi que amanecía, así que pedí por favor a los pasajeros ‘que ya recogieron sus camas’, que me dejasen bajar para poder recoger yo la mía. Todos me miraron con caras de desconcierto. Estaban recogiendo sus pertenencias en esos momentos, yo aun, tenía que cerrar mi litera al igual que ellos recoger también mi equipaje de mano.- necesitaba espacio para cerrar mí maleta (ya comenzaba a agobiarme con tantos empujones y pisotones). Por otra parte tenía que ir al baño sin más demora.-Vi como en el pasillo se formaba una cola para el aseo, casi todos en el pasillo llevaban pijama y toallas, más bien iban, pedían turno y volvían a sus vagones o compartimentos. Abrí mi maleta una vez recogida la litera y saqué mi neceser para por fin ir al baño; con no pocos empujones y roces con mis compañeros de compartimiento, esto provocó cierto revuelo, mi aspecto siempre iba provocando risas o caras raras, a veces hasta de asco por parte de alguna señora algo refinada que siempre aparecen donde no deben con su perrito en los brazos: (en este caso un cachorro de semanas, por ello ‘tal vez’ la dejaron llevar el perro en el tren) – Las caras raras era ya algo que a mi no me cogía de sorpresa; pero en esta ocasión pude comprender la reacción de mis compañeros de compartimiento. -Subí al tren de madrugada y la litera ya estaba preparada por el revisor, sin molestar ni despertar a nadie me subí a ésta, //pero en fin, las cosas de los compartimentos son así//. ¡Me prometí que la próxima vez cogería uno para mí solo! (tampoco era normal que a estas alturas del siglo siguieran circulando estos trenes tan anticuados, ¡cobraban igual que si fuera un hotel de cinco estrellas, vamos!).
de fuera era toda de piedra tosca. Resaltando ante ella la gran parra sobre elIBRO MÁS VENDIDO ESTAS NAVIDADES DEL 2009
- PRELUDIO-
Aquel señor// //.- se acercó hacía mí: con toda su parsimonia que su cojera le permitía, a cada paso el rostro se le contraía de forma que mostraba su dolor; así como sus cortas piernas le hacían bailar de un lado a otro. El movimiento del caminar hacía que fuese aún más doloroso, tanto para él como para el que lo viese. La barba y el cabello brillaban y se movían al son de su cuerpo. Su aspecto contaba a la perfección su historia y su desprecio hacía una sociedad que lo mantuvo oculto... Durante medía vida //(Yo podía verlo en su mundo interior.)//.
En aquellos tiempos vivíamos mi abuela Concha mi bisabuela Ángeles y mi madre María, en una de las casas de las afuera del pueblo de Beniparrell, entre huertas, viñas y frutales. A tan solo nueve kilómetros de Valencia...Recuerdo que la casa era la más grande de todas las de al rededor; toda de madera, piedra, de cal y arena, pero vista desQuedaba poco para llegar a Valencia, tanto en el compartimiento como en el pasillo ya se notaba el trasiego que provoca este tipo de acontecimientos. Miré por la ventanilla desde mi litera y vi que amanecía, así que pedí por favor a los pasajeros ‘que ya recogieron sus camas’, que me dejasen bajar para poder recoger yo la mía. Todos me miraron con caras de desconcierto. Estaban recogiendo sus pertenencias en esos momentos, yo aun, tenía que cerrar mi litera al igual que ellos recoger también mi equipaje de mano.- necesitaba espacio para cerrar mí maleta (ya comenzaba a agobiarme con tantos empujones y pisotones). Por otra parte tenía que ir al baño sin más demora.-Vi como en el pasillo se formaba una cola para el aseo, casi todos en el pasillo llevaban pijama y toallas, más bien iban, pedían turno y volvían a sus vagones o compartimentos. Abrí mi maleta una vez recogida la litera y saqué mi neceser para por fin ir al baño; con no pocos empujones y roces con mis compañeros de compartimiento, esto provocó cierto revuelo, mi aspecto siempre iba provocando risas o caras raras, a veces hasta de asco por parte de alguna señora algo refinada que siempre aparecen donde no deben con su perrito en los brazos: (en este caso un cachorro de semanas, por ello ‘tal vez’ la dejaron llevar el perro en el tren) – Las caras raras era ya algo que a mi no me cogía de sorpresa; pero en esta ocasión pude comprender la reacción de mis compañeros de compartimiento. -Subí al tren de madrugada y la litera ya estaba preparada por el revisor, sin molestar ni despertar a nadie me subí a ésta, //pero en fin, las cosas de los compartimentos son así//. ¡Me prometí que la próxima vez cogería uno para mí solo! (tampoco era normal que a estas alturas del siglo siguieran circulando estos trenes tan anticuados, ¡cobraban igual que si fuera un hotel de cinco estrellas, vamos!).
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utilizarla. Soy costurera profesional y trabajo en el mercado de Jesús en las paradas 15....625621358/619853906. Y ademas si lo necesitais. M i hijo tiene una tienda de comprar oro..
